Publicamos a continuación la carta escrita por la docente del adolescente Brian, al que se acusa de la muerte del Ingeniero Barrenechea, que generó una nueva escalada de pedido de políticas de mano dura en nuestro país.
Cuando la brecha entre la justicia y la injusticia se reduce a una cuestión semántica
A través de un largo tiempo de estudios superiores en cuestiones criminales he podido observar que el sistema punitivo, con una frecuencia del todo lamentable, echa manos a recursos non sanctos para sostener una apariencia de justicia.
Es así que cuando ocurre algún crimen sangriento que impulsa a la protesta social, el sistema punitivo, ante los clamores de justicia, sale a buscar a un asesino. Y en este buscar a un asesino es donde subyace la cuestión semántica.
Lo que exigimos, como pueblo, a nuestros gobernantes es que se encuentre al asesino. Sin embargo, el sistema, presionado por los medios de comunicación, lo resuelve encontrando “a un asesino”, y no “al asesino”.
Es claro que ante una mirada superficial y genérica de la cuestión, este detalle aparece imperceptible. Pero si se profundiza, es sencillamente aterrador.
Así es que, en los últimos días, a causa del asesinato del ingeniero Barrenechea, y la consecuente presión popular y mediática, el Estado se hizo presente, allanó el barrio “Puerta de Hierro”, y se llevó “a un asesino”.
No puedo explicar mi consternación, y la de otros compañeros docentes, al enterarnos que “el asesino”, como han dado en llamarlo los medios (ignorando la cuota semántica), es un alumno de nuestra escuela, y hermano de otros alumnos de nuestra escuela. Un alumno inteligente, capaz, eficiente, confiable, que no ha exteriorizado ni más ni menos problemas de conducta que las travesuras propias y generales de su edad. Un alumno que ha transcurrido su historia educativa en un establecimiento y del cual los docentes tenemos un excelente concepto.
No existen palabras para expresar nuestra indignación y tristeza, porque no desconocemos como funcionan los sistemas en nuestro país, y porque sabemos que Brian goza de los atributos necesarios para ser estigmatizado, porque vive en una villa, porque es pobre, porque su piel no es tan blanca. Y porque sabemos que nadie está supervisando las pericias que posiblemente sirvieran para incriminarlo porque la familia no dispone de los medios económicos necesarios.
Y más aún. Esta acusación absurda no podrá ser sostenida eternamente, pero si se la puede entretener durante los tres o cuatro años necesarios para llegar al juicio oral. Y entonces, del mismo modo que cuando dijeron que se llevaron al asesino, en realidad se llevaron a un niño al que etiquetaron como asesino, nos devolverán a la sociedad, un Brain que ya no será el Brian que se llevaron y que nunca jamás podrá volver a resolver los problemas y superar los obstáculos con su amplia sonrisa y su mirada franca.
Desde cualquier postura, sea garantista, abolicionista, o represiva, todos coincidimos en que debe detenerse al asesino y no inventar un asesino para calmar clamores. Porque si a Barreneche lo mató la sensación de inseguridad, a Brian lo convirtió en asesino la justicia.
Es mi deseo que nuestro sistema punitivo se ilumine, disponga la inmediata libertad de Brian, y comience a trabajar con seriedad y responsabilidad de una vez por todas.
Dra. Nelly Edith Baldano
Docente EGB 162 La Matanza
Abogada CAM to VII fo 80- CPACF to 41 fo 738
Licenciada en Sociología
Posgr: Especialista en Investigación Científica del Delito
Drando. en Derecho Penal y Criminología
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