CÁRCELES FEDERALES: ¿EN QUÉ SE GASTAN LOS 6300 PESOS MENSUALES?

La difusión de un informe de la Asociación Unidos por la Justicia revela que el Estado Nacional “gasta 6329 pesos por mes por cada preso alojado en una cárcel federal”:
http://www.clarin.com/diario/2009/07/17/policiales/g-01960041.htm.

Esta cifra puede hacer suponer a una parte de la ciudadanía que los aproximadamente 10.000 presos y presas alojados en cárceles federales viven rodeados de confort, son alimentados y vestidos mejor que muchas familias argentinas que viven bajo la línea de pobreza; y pueden realizar actividades recreativas, laborales y educativas de calidad, en establecimientos modelo.

Sin embargo, la realidad es otra. Al preso y a la presa, esa suma de dinero no le llega, ni en servicios, ni en comida, ni en actividades que contribuyan a su mejor reinserción una vez que recuperen la libertad.

Para saber cómo se mantienen los presos, damos a conocer un relevamiento realizado por la Asociación de Familiares de Detenidos en Cárceles Federales y el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC):


Respecto de la comida:

Los familiares que pueden son los encargados de alimentar a los presos y no solo a los propios sino también a sus compañeros porque todo lo que se lleva se comparte. No hay otra forma de alimentarse dentro de las cárceles.

Si el familiar está detenido en el Chaco por ejemplo (cabe recordar que hay cárceles federales no solo en Devoto, Ezeiza y Marcos Paz, sino también en provincias como Chaco, Chubut, Neuquén, Santa Cruz, La Pampa, Misiones, Río Negro y Jujuy), cada familia se organiza en grupos de cuatro a seis personas (dentro de este grupo puede haber quienes no pueden afrontar ningún gasto) y hacen una encomienda con comestibles cuyo costo es de 300 pesos, más el gasto del envío, que si el familiar vive en la Capital, es de 100 pesos. Entonces, para que 4 ó 6 personas presas coman, sus familias gastan 400 pesos semanales. Esto, siempre y cuando manden lo que está permitido, de lo contrario no se sabe a dónde va esa mercadería, porque al preso le está prohibido recibirla, y tampoco se le devuelve a la familia. Las reglas nunca son claras: a veces se puede entrar harina, otras veces, no. En algunos casos leche en polvo sí, en otros, no…

Si se trata de un preso que está detenido en Devoto, los familiares hacen un depósito de alimentos, generalmente una vez por semana y gastan 150 pesos, más otros 100 pesos cuando van a la visita, porque llevan algo para compartir y después lo que sobra les queda a ellos.

En el caso de los Complejos de Ezeiza y Marcos Paz es más complicado porque los presos no pueden cocinarse su comida, por lo tanto no está permitido entrar alimentos crudos. Todo tiene que se precocido, por ejemplo milanesas preparadas, o pollo al horno cocinado y sin hueso, y esto tiene que alcanzar para toda la semana.

En muchos casos los detenidos piden una autorización al médico para que se les pueda enviar un complejo vitamínico que por supuesto pagan sus familias.


Respecto de las visitas:

Para afianzar vínculos familiares, los viajes corren por cuenta de las familias. Si viven en Capital y visitan a un familiar una vez por semana durante tres horas en Ezeiza o Marcos Paz, llevando solo algo para compartir tienen que disponer de 80 a 100 pesos. Hay que tener en cuenta que quienes tienen trabajo son el único sostén del resto de la familia que quedó en casa.

Para visitar a un familiar que está en Chaco el pasaje cuesta 300 pesos ida y vuelta y la pensión donde se alojan los familiares, 40 pesos por día, y la estadía será de cinco días, que es el máximo permitido.

Si los familiares no tienen plata no hay visitas ni comida.



Respecto de la ropa de cama y vestimenta:

La Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad Nº 24.660 establece que se debe proveer a los detenidos de vestimenta que de ninguna manera haga referencia a su condición de preso, además de ropa de cama.

Esto no se cumple de ninguna manera. Muchas veces los presos no tienen ni siquiera colchones, mucho menos ropa de cama limpia o ropa de uso cotidiano.

En rigor de verdad en la Unidad 19 de Ezeiza (donde están alojados presos con buena conducta, algunos de ellos con salidas transitorias) a veces se les entregan sábanas y toallas… ¿Será este un privilegio para los que tienen buena conducta?


Respecto de las condiciones de alojamiento:

Sólo a título de ejemplo: en el Módulo 2 del Complejo Penitenciario II de Marcos Paz los vidrios están rotos, mientras que en la Unidad 19 se hacen rampas para los autos del personal que trabaja allí…

A la escuela y a los talleres solo concurren un grupo “elegido“de presos, contraviniendo el principio de que el derecho a la educación y al trabajo es universal, y en muchos casos son las familias las que compran los cuadernos, lápices o materiales para utilizar en el taller.

Los y las familiares no saben cuáles son las medidas de tratamiento implementadas; no todos tienen acceso a un tratamiento psicológico; tampoco se trabaja con las familias especialmente en los casos de los jóvenes adultos, ni con las personas con problemas de adicciones. Tampoco si hace un trabajo con la familia en el caso que la tuvieran para acompañar después a esa persona en la continuidad de un tratamiento fuera de la cárcel.

No hay ningún tipo de tratamiento especial acompañado por profesionales, para las personas que están por salir en libertad, para facilitar su inclusión dentro de la familia y para prepararlos para la vida en libertad.


En definitiva nadie sabe en qué consiste el tratamiento resocializador que recibirían nuestros familiares, cuáles son los profesionales a cargo, y cuánto nos cuesta a cada uno de los ciudadanos que pagamos los impuestos este tratamiento.

Ahora nos enteramos que en principio se gastan más de 6000 pesos mensuales para tener privadas de libertad a personas con serios problemas de salud, muchas de ellas, que no tuvieron acceso ni a la escuela primaria, encerradas en celdas de aislamiento sin ningún tipo de contención y acompañamiento, sin alimento y sin ropa, muchas veces brutalmente golpeadas por el personal penitenciario cuyo sueldo pagamos entre todos.

Esta es la realidad que es preciso modificar, garantizando condiciones dignas de detención, y escuchando lo que tienen para decir sobre la realidad de la cárcel quienes viven en ella, cumpliendo una condena o esperando un juicio, y sus familiares, que las recorren cada día.

ASOCIACION DE FAMILIARES DE DETENIDOS EN CÁRCELES FEDERALES

CENTRO DE ESTUDIOS EN POLÍTICA CRIMINAL Y DERECHOS HUMANOS (CEPOC)

Contacto:

4857-6875

15-4404-5299

cepoc.dh@gmail.com

No hay comentarios.: