La difusión de un informe de
http://www.clarin.com/diario/2009/07/17/policiales/g-01960041.htm.
Esta cifra puede hacer suponer a una parte de la ciudadanía que los aproximadamente 10.000 presos y presas alojados en cárceles federales viven rodeados de confort, son alimentados y vestidos mejor que muchas familias argentinas que viven bajo la línea de pobreza; y pueden realizar actividades recreativas, laborales y educativas de calidad, en establecimientos modelo.
Para saber cómo se mantienen los presos, damos a conocer un relevamiento realizado por
Los familiares que pueden son los encargados de alimentar a los presos y no solo a los propios sino también a sus compañeros porque todo lo que se lleva se comparte. No hay otra forma de alimentarse dentro de las cárceles.
Si el familiar está detenido en el Chaco por ejemplo (cabe recordar que hay cárceles federales no solo en Devoto, Ezeiza y Marcos Paz, sino también en provincias como Chaco, Chubut, Neuquén, Santa Cruz,
En el caso de los Complejos de Ezeiza y Marcos Paz es más complicado porque los presos no pueden cocinarse su comida, por lo tanto no está permitido entrar alimentos crudos. Todo tiene que se precocido, por ejemplo milanesas preparadas, o pollo al horno cocinado y sin hueso, y esto tiene que alcanzar para toda la semana.
En muchos casos los detenidos piden una autorización al médico para que se les pueda enviar un complejo vitamínico que por supuesto pagan sus familias.
Respecto de las visitas:
Para afianzar vínculos familiares, los viajes corren por cuenta de las familias. Si viven en Capital y visitan a un familiar una vez por semana durante tres horas en Ezeiza o Marcos Paz, llevando solo algo para compartir tienen que disponer de
Para visitar a un familiar que está en Chaco el pasaje cuesta 300 pesos ida y vuelta y la pensión donde se alojan los familiares, 40 pesos por día, y la estadía será de cinco días, que es el máximo permitido.
Si los familiares no tienen plata no hay visitas ni comida.
Respecto de la ropa de cama y vestimenta:
Esto no se cumple de ninguna manera. Muchas veces los presos no tienen ni siquiera colchones, mucho menos ropa de cama limpia o ropa de uso cotidiano.
En rigor de verdad en
Respecto de las condiciones de alojamiento:
Sólo a título de ejemplo: en el Módulo 2 del Complejo Penitenciario II de Marcos Paz los vidrios están rotos, mientras que en
A la escuela y a los talleres solo concurren un grupo “elegido“de presos, contraviniendo el principio de que el derecho a la educación y al trabajo es universal, y en muchos casos son las familias las que compran los cuadernos, lápices o materiales para utilizar en el taller.
Los y las familiares no saben cuáles son las medidas de tratamiento implementadas; no todos tienen acceso a un tratamiento psicológico; tampoco se trabaja con las familias especialmente en los casos de los jóvenes adultos, ni con las personas con problemas de adicciones. Tampoco si hace un trabajo con la familia en el caso que la tuvieran para acompañar después a esa persona en la continuidad de un tratamiento fuera de la cárcel.
No hay ningún tipo de tratamiento especial acompañado por profesionales, para las personas que están por salir en libertad, para facilitar su inclusión dentro de la familia y para prepararlos para la vida en libertad.
En definitiva nadie sabe en qué consiste el tratamiento resocializador que recibirían nuestros familiares, cuáles son los profesionales a cargo, y cuánto nos cuesta a cada uno de los ciudadanos que pagamos los impuestos este tratamiento.
Ahora nos enteramos que en principio se gastan más de 6000 pesos mensuales para tener privadas de libertad a personas con serios problemas de salud, muchas de ellas, que no tuvieron acceso ni a la escuela primaria, encerradas en celdas de aislamiento sin ningún tipo de contención y acompañamiento, sin alimento y sin ropa, muchas veces brutalmente golpeadas por el personal penitenciario cuyo sueldo pagamos entre todos.
Esta es la realidad que es preciso modificar, garantizando condiciones dignas de detención, y escuchando lo que tienen para decir sobre la realidad de la cárcel quienes viven en ella, cumpliendo una condena o esperando un juicio, y sus familiares, que las recorren cada día.
CENTRO DE ESTUDIOS EN POLÍTICA CRIMINAL Y DERECHOS HUMANOS (CEPOC)
Contacto:
4857-6875
15-4404-5299
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