En octubre de 2008, una mujer escribió un mail a un montón de instituciones, organismos de gobierno, funcionarios y funcionarias. Ese mail llegó al blog del CEPOC, y lo respondimos. La mujer se llamaba Andrea, y contaba que tenía un familiar preso, y que hablaba en su nombre y en el de otras mujeres, que había conocido mientras recorría cárceles y juzgados, defensorías, y oficinas públicas. Contaba de sus padecimientos, y de los de sus compañeras de ruta, de la dificultad de acompañar a sus maridos, hermanos, novios, hijos, presos en cárceles federales. Acordamos encontrarnos en un bar, y comenzamos a conocernos, a intercambiar información y saberes. Ellas, las familiares, nos contaban cada uno de sus problemas, y nosotras, abogadas y sociólogas del CEPOC intentábamos traducir esos problemas en un Programa de Atención Integral a los y las Familiares de Presos/as en Cárceles Federales, porque en lo que coincidimos en seguida fue en que nadie: ninguna oficina de gobierno, ninguna política pública, estaba destinada a este colectivo, los y las familiares de presos y presas.
Nos juntamos varias veces más en un bar de Chacarita, hasta que comenzamos a pensar dónde reunirnos. Les sugerimos que se acercaran al viejo edificio de Lacroze y Corrientes, donde tenía su sede la Mutual Sentimiento. Sabíamos que esa mutual había sido fundada por ex presos políticos y pensamos que tal vez podrían prestarnos un lugarcito para reunirnos.
Bastó con contarle el proyecto a Graciela, el motor de la Mutual, para que nos contestara que sí. Comenzamos entonces a reunirnos cada martes. Lo que era un grupo de mujeres solas, que lloraban cuando contaban sus historias y las de sus hombres, se fue transformando con el correr de los meses en un grupo de mujeres polentosas y sonrientes, que podían hablar de su historia, pero también compartir la de las demás, aprender y enseñar, organizar actividades, pasar cine, entrevistarse con funcionarios en oficinas enormes y céntricas, hacerlos venir a sus reuniones en el inmenso salón del edificio de la Mutual Sentimiento.
Aquellas mujeres conformaron la Asociación de Familiares de Detenidos, y quienes integramos el CEPOC estamos felices de haber aportado un granito de arena para que se junten y se organicen. Pero sobre todo, ellas y nosotros, tenemos una enorme deuda de agradecimiento con Graciela Draguicevich, y con todos y cada uno de los compañeros de la Mutual Sentimiento, que compartieron generosa y solidariamente su espacio y nos ayudaron a construir un proyecto común.
Por eso, y por todos los otros proyectos que crecen en ese espacio compartido, apoyamos el reclamo de la Mutual Sentimiento para que el viejo edificio de Lacroze y Corrientes siga albergando sueños comunes y repudiamos que quienes abren sus puertas tan generosamente, sean reprimidos brutalmente.
Buenos Aires, 10 de noviembre de 2009
Asociación de Familiares de Detenidos
Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC)
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