En la semana que va del 1 al 7 de enero de 2009, se produjo la muerte de cinco personas en situación de encierro en nuestro país.
Tres murieron en Salta (uno en Tartagal, dos en Orán), y uno en Tucumán. El quinto es Luis Tarzia, quien si bien no murió en una unidad penitenciaria sino en una clínica, según sus abogados padeció las consecuencias de la mala atención médica recibida durante el lapso en que se estuvo alojado en el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz.
El joven fallecido en Tartagal, Javier Barrera (22), habría muerto producto de golpes recibidos en la madrugada del 1 de enero en
Los adolescentes muertos en Orán, Alejandro Cruz (17) y Ezequiel Galarza (17), fallecieron como consecuencia de un incendio producido el 25 de diciembre de 2008 en
Estas seis muertes se suman a otras cuatro que se habían producido en la misma comisaría, y del mismo modo: un incendio en una celda que no se apagó a tiempo, y una puerta que no se abrió, en octubre de 2006. En otra Comisaría de Orán, la del barrio Aeropuerto, murieron del mismo modo tres jóvenes en enero de ese año.
Durante el año 2008, según el registro elaborado por el CEPOC a partir de las noticias publicadas en diarios nacionales y locales, y de la información recibida de familiares y organizaciones sociales, se produjeron cincuenta y nueve muertes en lugares de encierro de todo el país. De esas cincuenta y nueve muertes, trece son de personas menores de 21 años, el límite legal para la mayoría de edad en nuestro país. Los datos no son oficiales, porque oficialmente, estos datos no existen. La cifra es seguramente incompleta, porque muchas muertes no se dan a conocer públicamente.
El Comité contra
Nuestro país otorgó jerarquía constitucional a
El Registro realizado por el Cepoc solo consigna las muertes violentas y/o dudosas, incluyendo los ahorcamientos. Cada uno de esos casos, así como las muertes producidas por mala atención médica en los lugares de detención, es responsabilidad del Estado, que tiene un deber de garante de la vida y la integridad física de las personas que decide encerrar.
Pero la principal obligación es evitar que las muertes se produzcan. En el caso de
Tomar la decisión de que todos los colchones de todos los lugares de encierro sean ignífugos, es un primer paso necesario. Pero, como sostuvimos luego de que casi cuarenta presos murieran quemados en el Penal de Varones de Santiago del Estero, en noviembre de 2006, no es sólo un problema de colchones. Se trata de la práctica cotidiana y generalizada de los malos tratos, el hacinamiento, la falta de actividades, el encierro prolongado, la pésima atención médica, la poca o nula preparación del personal policial y penitenciario, la ausencia de áreas del Estado nacional y los estados provinciales que se ocupen de estos temas, la falta de control…
Un conjunto de organizaciones sociales de todo el país, entre las que se encuentra el Cepoc, presentó en el Parlamento Nacional un anteproyecto de ley de creación del Mecanismo Nacional de Prevención de
Área de Derechos de Personas Privadas de Libertad del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC)
Contacto: 15-4404-5299
Buenos Aires, 8 de enero de 2009
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